A sólo unos treinta kilómetros de la ciudad de Cusco, el Valle Sagrado de los Incas es una zona agrícola muy fértil, gracias a la presencia del río Vilcanota. Los incas habían aprendido a dominar el cultivo del maíz, gracias a la invención de los cultivos en terrazas. Desde Pisaq hasta Ollantaytambo, es también el lugar de importantes centros ceremoniales que se encuentran dispersos por todo el valle; el valle termina con el descenso a Machu Picchu. Hoy en día, este valle es un centro de gran interés arqueológico en todo el mundo, donde los visitantes vienen de todo el mundo para admirar el trabajo increíblemente conservado de los grandes constructores incas.